Javi J Palo

Nací en los 70, crecí en los 80 y me desbarré en los 90. Está claro que soy un tipo hecho en el siglo XX que sobrevive en el XXI.
Aunque de pequeño era tímido -mucho incluso- siempre me atrajo eso de divertir a la gente. Fue en el instituto y en un grupo juvenil donde empecé hacer mis pinitos como payasete; pero seguía siendo tímido y quizá fue por eso por lo que empecé a estudiar automoción. Y lo que es más reseñable, lo acabé… ¡soy técnico especialista en automoción! Pero por tu bien, no dejes nunca que te arregle el coche…
Al final, la llamada de la selva siempre es más poderosa que uno mismo y enderecé mis pasos definitivamente hacia el mundo de la creatividad y el divertimento estudiando realización de espectáculos, interpretación y especializándome en guión.
A partir de ahí, me recorrí todas las agencias de Madrid haciendo animaciones hasta acabar de animador de público en programas de televisión. Ahí fue donde conocí a David GP con el que fundé el dúo Kuentaké. Si conozco muchos lugares y carretaras de este país es gracias a Kuentaké. Casi 1000 actuaciones por España(y una en Portugal) nos contemplan. Bares, locales, teatros, televisiones, más locales… ¡Y lo que queda!
Paralelamente -palabra que si repites muchas veces seguidas termina por parecerte bonita- he escrito y publicado algunos libros, he trabajado como guionista en tele, cine, colaborado en radio, he dirigido obras, cortos, interpretado personajes secundarios, terciarios, monólogos… y más cosas relacionadas con este loco y apasionante mundillo…
Como todos, también tengo un vicio: el baloncesto. juego en un equipo de mayorzotes llamado Argonautas con el que me desfogo, además de ser sufridor abonado del club Estudiantes.
En estos ultimos años, en el continuo reciclaje al que se ha visto obligado casi todo artista que se precie, he levantado un proyecto de cine transmedia llamado “El día D” a través de crowdfunding y me he hecho un experto en corregir todo tipo de textos para empresas, además de guionista e-learning.
También he ganado premios, pero el mayor de los trofeos lo tengo ahora en casa y aunque todavía no anda, sé que pronto se levantará y dirá: “Papá, deja de hacer el tonto ya, que no estás en el trabajo”.